Mariposas Enterradas

 Se lanzó al vacío con todo el peso de su tristeza,
dejó atrás recuerdos que habían marcado su alma con cicatrices eternas. 
Se lanzó al vacío del que no había vuelta, no llevó equipaje, sin ataduras se viaja ligero.

 No había destino fijo, una casa a la que llegar, una puerta a la que llamar, una mano amiga a la que agarrarse con fuerza.
 Todo eso y mucho más,  quedó atrás, lejos, tan lejos!!!!

 Dejo de pensar, dejó de ver en su mente las imágenes de una vida, de sus gentes, sus posesiones
más preciadas.  Se olvidó de sus diarios, su ropa, sus joyas, no recordaba ni el nombre de su perro,
todo quedó atrás.
 Ya no necesitaba nada, tan sólo dejarse caer a un vacío interminable, y seguir la espiral de una vida sin sentimientos. Perdió su color, ahora es transparente, nadie puede verla, nadie se percata de su presencia, ahora viaja sola, más sola que antaño.

 En su cúpula de cristal, ya no revolotean mariposas, están muertas y amontonadas en un rincón.

 Las recogió, para no mirarlas. Delicadas mariposas golpeadas sin cesar, en su cúpula de cristal, yacen agrupadas. Cada una es una ilusión frustrada, cada una es un deseo echado a perder.  Antes dueñas de majestuosos colores, ahora cubiertas de negro intenso, negro rencor, corrosivo color. Aún así, amontonadas, es imposible que deje de mirarlas, y decidió cavar hondo, muy hondo y enterrarlas.
 Por las noches, duerme bajo el cielo de su cúpula de cristal, acompañada por un pequeño montículo de tierra, sobre el que ya ha crecido la hierba.

 Allá a lo lejos, lejos de su vista, están las mariposas enterradas.

S.C

Comentarios