Una visita inesperada

Un día vino de visita el DOLOR
vino y se sentó a la mesa
no fue invitado
vino sin avisar
llegó y se sentó a la mesa.

Decidí atenderlo, escucharlo
invitarlo a participar de las viandas.
El DOLOR me habló
largo y tendidio
conversamos horas
sobre cosas que había olvidado.

Se sirvió un té, comió un poco
decidió marcharse.

Sé que volveras a sentarte a la mesa
mucho me has enseñado.
Te traté bien
por eso volveras
a recordarme lo que había dejado atrás.

Y me ha hecho bien tu charla, tus consejos.
Han aliviado el vacío de mi pecho
ese vacío de sentimientos enterrados y no comprendidos.

Sé que volverás a sentarte a la mesa
pues te has sentido bien acogido.

S.C


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